, abróchense los cinturones
(Daniel Belenguer Saborit, trabajador sumergido)
Como los perros de Pavlov, esta palabra simple y “seseante” es una campana en nuestra cabeza, que es tañida una y otra vez. Los efectos son evidentes: alopecia, ansiedad, ataques cardíacos, aumento de presión arterial, y un preocupante temor a la inversión.
Señor directivo, ¿cuándo fue la última vez que hizo un examen?
Una crisis (porque hay muchas, de todos los colores, formas, tamaños, tiempos…) es una prueba. Estás hecho un atleta, y, acostumbrado al footing, te encuentras con una valla para saltar, una clara prueba para demostrar todo lo que vales, para hacer ver que no estás oxidado, que sigues siendo igual de original e innovador. ¿Quieres o no quieres un aplauso?
¿Y si suspendes? Está claro que no hablamos de un examen de poco riesgo. Nos imaginamos la típica imagen del empresario, con la corbata aflojada, sentado en las escaleras a la entrada de su empresa, ahora tapiada, con la cabeza cubierta por sus manos y su poco pelo restante. Esta pesadilla se repetirá en la mente de los estresados gestores que no saben como afrontar la crisis: esta pesadilla no es más que un sano miedo al fracaso, que no debe deprimirnos ni debilitarnos, sino prevenirnos, quiere que saquemos las garras y las afilemos. Recuerda que prevenir no implica que se haya de evitar el riesgo, pero tampoco es el mejor momento para una “inversión alegre”.
Afrontar la crisis: gestionar tus Potenciales, reducir tus Debilidades, ACEPTAR EL CAMBIO.
Muestra tu elegante tranquilidad y seguridad. Siempre deberíamos hacerlo. Si ya lo hemos hecho, y con éxito, los clientes verán que no nos llevamos las manos a la cabeza ni corremos en todas direcciones gritando: “¡FUEGO! ¡FUEEEGO!”. El pobre cliente, vería la situación de pánico y también saldría corriendo, dejaría de consumir por la intranquilidad de un futuro incierto. Solidifiquemos lo que somos, protejamos a nuestros clientes, y ante todo “DON’T PANIC”.
Pregúntate a ti mismo
1. La gestión del potencial: ¿Por qué aprecia el cliente nuestro producto? ¿Qué podemos hacer para que se mantenga su lealtad? ¿Debemos atraer nuevos clientes? (PRECAUCIÓN: Atraer nuevos clientes no significa cambiar los valores o reducir costes. Por ejemplo, a veces el hecho de mantener la serenidad mientras que otras empresas se agitan y se deshacen de sus clientes ya es una ventaja competitiva. Los clientes son humanos, la transmisión de tranquilidad y solidez funciona casi como un fenómeno paterno-filial en la relación empresa-cliente.) ¿En qué podemos mejorar no tanto porque esté mal si no porque podría estar mejor? ¿Qué esperamos nosotros/ esperan los clientes / esperan los competidores de nuestra empresa? Y una pregunta algo capciosa: ¿Crisis significa evitar cualquier inversión a largo plazo a toda costa?
2. Reducir tus debilidades: ¿Conoces todas tus debilidades? ¿Sabes dónde están los “gaps” y por qué se han producido? ¿Estás obsoleto? No importa que no sepas cuál es el último reproductor de MP3 de moda, pero realmente TODO ESTÁ EN CRISIS, todo cambia rápidamente, y si no cambias cuando todos (o antes), mueres. El riesgo siempre es importante, ¿pero son todos tus riesgos útiles? Hablamos de invertir, no derrochar. Posiciónate respecto al resto de empresas, ¿ofreces, al menos, lo que ellas? Y SIENDO ESTO INSUFICIENTE en una época de crisis, aquello que aportas que te diferencia, ¿está bien definido? ¿Te lo crees? Si tú no lo haces, ellos menos.
3. Aceptar el cambio: Resulta irónico, pero la crisis, el cambio, ¡es el mejor momento para arriesgarse! Para invertir e innovar. Esto es muy importante, sigue siendo quien eres, aquello que te define es vital para ti y para tus stakeholders. Pero busca nuevas maneras, nuevos puntos de vista, lava la cara a los valores de tu empresa, difiere de la opinión de los demás, sé revolucionario, (y una breve exageración) pinta la fachada de tu empresa de verde fluorescente y sal con una capa y una corona de gladiolos por la ventana y grita: “¡Soy el rey del pollo frito!”. Si en circunstancias normales debes ser creativo en tus pensamientos y original en tus actuaciones, ahora aumenta la potencia. Reducir los márgenes casi nunca es la mejor solución. Los clientes se quieren sentir cómodos, quieren un valor añadido, que valga la pena pagar por ello, porque a veces reduciendo costes solo consigues que tu producto pierda completamente su valor. No tengas miedo del cambio, porque:
· Quien se arriesga puede perder
· Quien no se arriesga PIERDE SIEMPRE
Por lo tanto, tres palabras: Veni, Vidi, Vici. O en inglés:
Marketing, Marketing, Marketing.