En un entorno competitivo y cambiante, donde emergen nuevas potencias económicas como China o India, donde el cliente es sabio y selectivo o donde la información esta al alcance de un click, las empresas, tanto pequeñas como grandes, se encomiendan a la necesidad de variar sus comportamientos y modos de actuación, percibiendo la I de Improvisación como lo incorrecto y la I de Investigación como algo imperativo.
Al Ries y Jack Trout definen en su ley inmutable nº11 del Marketing, “La Ley de la Perspectiva”, que “los efectos del marketing son a largo plazo”. Es decir, la improvisación puede resultar positiva en el momento 0, bien sea por el efecto “novedad” o bien sea por el efecto “curiosidad”, pero que si echamos un vistazo a ejemplos como los reproductores de música Mini-Disc (tamaño parecido al Disc-man, es decir ninguna innovación aparente) o los bolígrafos con goma de borrar (rara vez vemos alguno), seremos conscientes de que si no hay una base, un estudio o un planteamiento sopesado de la demanda, el fracaso está a la vuelta de la esquina.
Es por este motivo fundamental, “el cliente es dueño del mercado”, por el cual las empresas han comprendido que realmente la I que hoy en día tiene peso es la de Investigación. Si nos fijamos en los datos publicados en el número de Julio de Marketing News (Amercian Marketing Association) apreciamos el continuo crecimiento de inversión en investigación de mercados mundial, situándose en un gasto anual conjunto de 13.183 mill. €, lo que supone un crecimiento del 5.5% respecto al año anterior. Año a año esta tendencia se repite como la melodía de una atracción de feria.
CRECIMIENTO DE LA INVERSIÓN EN INVESTIGACIÓN DE MERCADOS (2004-2005)
Cada día somos más conscientes de que conocer lo que el cliente desea debe ser el primer objetivo a cumplir. De lo contrario, si improvisamos, resbalaremos una y otra vez sobre suelo encerado. Recuerda, nos movemos en un entorno competitivo, si nosotros no investigamos, algún audaz competidor lo hará.