- Personas libres
- Ciudadanos con criterio propio, respetuosos, que ejerzan la ciudadanía de forma eficaz
- Que asuman sus deberes
- Que aprendan a convivir en una sociedad plural
- Pensamiento y proyecto de vida propios, ¿seguro que propios?
- Tolerancia
- Reconocimiento de diferencias, aceptación de minorías y cohesión social
Dados estos objetivos, pensaréis: ¡pero esta chica está loca! ¿Cómo está criticando algo tan políticamente incorrecto? Y así… ¡en público!
Bueno, como sabréis, la novedad de esta asignatura ha creado mucha polémica entre padres de alumnos, profesores y políticos, que al fin y al cabo son los que tienen las competencias básicas en materia educativa. Así que tan loca no debo estar cuando discrepo de los contenidos que en ella se dan, por lo menos no soy la única.
Los objetivos que anteriormente he expuesto serían ideales de no ser porque los contenidos dedicados a alcanzar dichos objetivos no son, a mi parecer, los mejores medios para conseguirlo.
He de confesar que mi principal preocupación con esta asignatura es que toca una institución española consolidada, como es la familia. Mis preferencias, obviamente al estar en contra de la asignatura son la de apoyar a la familia tradicional, no obstante, no quiero llevar a engaños, respeto profundamente todos los tipos de familia que han ido sucediendo con los años y me solidarizo con sus problemas, quien me conoce lo sabe, pero lo que no voy a consentir es una asignatura para mis futuros hijos que persigue la idea tradicional de familia; tampoco pido que la defienda, porque no la veo inferior a las otras.
Me hace gracia que me hablen de personas libres, ciudadanos con criterios propios, respetuosos, que ejerzan la ciudadanía de forma eficaz (¡¡ah!! es que ¿hay un canon de eficacia en la forma de ejercer la ciudadanía y no nos habíamos enterado?). O la eficacia tiene nombres y apellidos y responde a una ideología x, una actitud x frente a la religión/es, etc.…La educación que se impartirá en EpC (en alguno de sus temas, no todos) fomentará UNA educación –concreta—y no, LA educación –necesaria—para nuestros hijos.
Los contenidos más polémicos, que a mi juicio pueden llevar a objetar a mucha gente son los siguientes:
A favor de la eutanasia. Aunque el contenido de la asignatura lo plantea como una incógnita, entre el sí y el no…yo diría que anima al crío a posicionarse ante una cuestión relevante y compleja que precisa de una madurez mental y que juega con el apoyo a la vida y/o a la muerte. Me parece por ello un auténtico “lavado de cerebro” teniendo en cuenta la edad a la que se comenzará a impartir dicha asignatura, puesto que un niño que no cuenta con la madurez ni el contraste de opiniones a dicha edad, no puede ejercer un juicio personal del cuestionado tema de la eutanasia, siendo lo más probable que opte por un juicio dictado por sus educadores o, en su defecto, padres. El calificarlo de “muerte digna” ya es de acuerdo a mis valores algo que induce a pensar que la eutanasia debe ser apoyada, porque se le califica de acto digno.
Por tanto, aclarémonos, ¿ciudadanos libres con criterio y pensamiento propios o adoctrinados según los valores del gobierno dominante?
Eso por un lado, por otro entramos en el campo del apreciado objetivo de crear ciudadanos que asuman sus deberes y sean respetuosos. Para ello, el programa educativo de dicha asignatura no se le ocurre otra que entrar en materia de comparaciones y catalogaciones, “así seguro que los alumnos lo comprenden mejor y respetan más a sus padres y a los que no piensen como ellos”.
Se habla, en base a los tipos de familia y sus componentes, de: “padre clásico”, “madre hippie”, “alumno empollón”, “alumnos vividores”, “abogada feminista”. Contenido peligroso, empeñado en crear estereotipos; peligroso porque será una excusa a la hora de clasificar a las personas, y las clasificaciones como todos sabemos dan lugar a comparaciones, y las comparaciones (y más, en críos de esas edades, son odiosas). Si los niños ya están lo suficiente rebotados con sus padres como nuestros abuelos jamás se habrían imaginado…sólo falta que si tiene una madre correcta, llegue a casa con la “murga” de anhelar una “madre hippie” que el libro doctrinal ‘’vende’’ tan bien, ya que es obvio que entre un “padre clásico” que definen como un señor que se dedica a poner horarios estrictos, que opina que es mejor que su hijo no salga por las noches…y no sigo porque me da vergüenza ajena la forma en que se cachondean de un padre que intenta marcar unos límites de conducta a su hijo; una “madre hippie”, literalmente como lo describen en el manual es aquella que piensa que reprimir a los hijos es un delito…etcétera. O sea, la madre que todo hijo quisiera, para tomarle el pelo y hacer lo que le dé la gana al niño dotado de un juicio prematuro, con todas las letras.
Bueno, “familia antigua”, definida como, familia que tiene muchos hijos…y así con todo. Bonita manera de insultar la libertad de cada persona, porque está claro que nadie querría ser antiguo, y menos con la condena y el rechazo que recibirías de aquellos que no son como los libros destinados a esta asignatura quieren; no estaría mal que si propugnan la existencia de ciudadanos libres, bla, bla, bla, a mi y a los míos nos dejaran ser como toda la vida, porque así lo hemos elegido, sin que estuviera mal visto, “anticuado”, tal y como el libro para la asignatura lo califica. Eso sería hacer apología de la tolerancia que propugnan, y no lo contrario…casual contradicción.
Pienso que hay maneras y maneras de reconocer las diferencias y fortalecer con ello la cohesión social, y si creo que una de ellas es la incorrecta es ésta: la catalogación y la comparación, sobre todo, y aunque suene reiterativo, pensando a quién va dirigido este contenido, si la mente es manipulable de por sí, imagínense en niños de 12 años…Sólo digo una cosa: para respetar las minorías no es necesario atacar a las mayorías infravalorándolas.
Me gustaría concluir ya, sin embargo me reconcome por dentro no añadir los vacíos educativos que considero en el programa didáctico de la asignatura. Supongo que para los diseñadores del mismo se tratará de antigüedades, pero para mí son aspectos que no entienden de épocas, así como unos mínimos que toda sociedad debería cumplir. Me refiero a los detalles que a todos nos enseñan en nuestra casa, sobre todo nuestros abuelos, porque nuestros padres y nosotros como padres, con los horarios laborales que tenemos o tendremos podemos despistarnos en la dura tarea que es educar. Algunos ejemplos de estos detalles son: enseñar al niño a ceder el paso cuando se abre una puerta, servir la bebida a todos los comensales antes que a uno mismo, decir ‘’por favor’’ para pedir y ‘’gracias’’ posteriormente, hablar de usted a los mayores, la puntualidad, ceder el sitio a las personas mayores, no levantar la voz… y mil historias más que aunque parezca mentira los jóvenes de hoy en día no practican muy a menudo.
Ah, una última cosa para concluir, como ciudadana y ante todo mujer, no hace falta que cuando se refieran a una persona lo hagan en masculino y en femenino, por mucho que se empeñen en la igualdad entre hombres y mujeres escribir los dos géneros no va a otorgarnos mayores grados de igualdad, y mucho menos poner delante el género femenino. Más poner en práctica la igualdad de oportunidades para ambos y menos innovar en las formas de referirse a nosotras, porque si somos igual que ellos no necesitamos que se nos haga especial referencia y lo digo por como está redactado este Real Decreto en este aspecto concreto
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